El complejo arte de la docencia

El complejo arte de la docencia

He estado durante un tiempo planteándome escribir o no una serie de artículos que abordan los interesantes y diferentes aspectos de la especial relación que nace entre profesor@s y alumn@s en el mundo de la danza. Soy consciente de la complejidad implicita en esta iniciativa, consciente de las criticas a las que me expongo y curiosa en compartir las interpretaciones personales  del/de la lector/a; confiando en poder dejar plasmada mi intención puramente objetiva y analista; exenta de pretensiones personales; atendiendo tan solo a una demanda interior de abordar un análisis (para mí sumamente interesante) sobre un tema planteado en numerosas ocasiones entre nuestro colectivo.

Y tras recaudar información, leer a diversos autores de diferentes disciplinas, observar, escuchar y contrastar opiniones de compañer@s profesionales, llegó el día de realizarlo…

El origen del articulo

Por la mayoría es sabido, la existencia de continuas reivindicaciones por parte de algun@s profesor@s de la valoración justa de su trabajo y mayor respeto de su alumnado, y a pesar de que estoy de acuerdo al  100% con dichas reivindicaciones, hoy quisiera tratar el tema desde otro punto de vista, porque, qué ocurre cuando es al revés?

Seguro que mas de uno de nosotros, desde nuestra más tierna infancia se ha topado con un/a «maestr@» indisciplinad@ consigo mism@ pero exigente en demasía con su alumnado, o bien carente de empatia hacia el alumnado con menos capacidad de aprendizaje, o antipátic@ y soberbi@, «esto es así porque lo digo yo» sin razonar ni dar las pautas para poderlo llevar a cabo, o aquel que humilla a l@s alumn@s (a su entender carentes de talento) realizando comparaciones odiosas en beneficio del alumnado mas brillante… Y siendo ese el caso, cuál debe ser nuestra actitud (como alumn@s) hacia ell@s, estamos obligados a dispensarles respeto, agradecimiento, pleitesía y admiración hasta el final de los tiempos por el mero hecho de haber sido nuestr@ «maestr@»? Sintiéndolo mucho, y en mi humilde opinión, la respuesta es NO.

Ser profesor es algo mucho mas complejo de lo que parece; conlleva una responsabilidad implícita, resultante de la influencia que se ejerce sobre el alumnado;  requiere análisis personalizado, que le permita acceder a las diferentes motivaciones, intereses y sobre todo la capacidad de aprendizaje de cada uno de sus alumn@s; plena consciencia de convertirse en un «Guía», aún más  cuando las materias a impartir estén relacionadas con el mundo del arte; pintura, música, canto, danza… con la consecuente puesta en juego de las emociones; alegría, tristeza, enfado y miedo.

Y sin olvidar, la realización periódica de ejercicios de auto-critica, la investigación acerca del por qué de los bajos y altos resultados de su alumnado, desarrollando su propia metodología para mejorar y aumentar los mismos, escuchando y admitiendo opiniones, aún las más adversas y negativas, porque para exigir respeto y humildad hay que predicar con el ejemplo.

El importante papel indiscutible del/de la profesor/a

Y siendo plenamente conocedores de la importancia del/de la profesor/a en nuestra formación (atreviéndome a decir en nuestra vida) tenemos la obligación de buscar profesionales de vocación, cualificados y que reúnan los valores mínimos necesarios para desempeñar su profesión. No debemos de cegarnos por su valía como «ejecutor, interprete, figura» sino como su capacidad para lograr que nosotr@s lo seamos…

Es habitual, ver convertidos en «maestr@s» a figuras con cierto talento y don natural. A quien no le vienen imágenes de  grandes futbolistas convertidos en ¿excelentes entrenadores? o actores transformados de  la noche a la mañana en ¿grandes  directores? y en danza? no iba a ser diferente… tod@s conocemos a excelentes bailarin@s pero…bailar muy bien conlleva implícito ser un/a gran maestr@? Una vez más,  mi respuesta es NO.

Y para argumentarla, a continuación, recojo parte de un artículo muy interesante escrito por Gabriel Jaime Arango Velásquez (Director de Docencia de la Universidad EAFIT)
«El educador, según analiza el directivo, deja de ser la encarnación el conocimiento para convertirse en un acompañante de desarrollo y crecimiento personal que vela por la formación integral de sus estudiantes. Así, la relación alumno-profesor deja de ser unidireccional y de instrucción, y se convierte en una relación de confianza, constructiva, propositiva y de mutuo entendimiento. Es una relación de amistad intelectual. Lo anterior no quiere decir que desaparezcan las reglas, las exigencias o la autoridad, pues cada una de las partes tiene deberes y derechos, y entre ellos hay un contrato que se debe cumplir y respetar. Los alumnos esperan que sus profesores sean serios con el conocimiento, responsables con el trabajo y compresivos con sus necesidades. Los docentes, por su parte, esperan que los estudiantes se motiven con el conocimiento, respondan con sus obligaciones y construyan un proceso de formación de manera gradual y continua.»
“Al profesor le corresponde asumir un compromiso formativo frente a un ser humano que adolece de herramientas para enfrentar retos académicos y personales. Al estudiante le corresponde ponerse al nivel de un individuo en formación que aprovecha los consejos, recomendaciones y hojas de ruta sugeridas por su superior. Pero la base de este diálogo de alto componente intelectual, necesariamente, es la confianza que se logre entre ambos”, Luis Fernando Vargas Álzate, docente del Departamento de Negocios Internacionales.

Conclusiones

El/La profesor/a debe de ser consciente en todo momento de la influencia que ejerce sobre el alumno, convirtiéndose en su guía, exent@ de soberbias absurdas, mudando de piel, dejando la «figura» y el «yo» fuera del aula y velando para que el alumno no tropiece con los miedos, inseguridades, que tan solo llegan al puerto de la frustración y bloqueo; siendo ese, uno de los mayores problemas que surgen al estudiar con algunos «grandes maestr@s».

«Para mi, ser maestr@ es algo mas que ser un/a profesor/a que llega, da la clase, termina y  se va,  el/la maestro/a es alguien que te arropa,  te ayuda y alienta,  convirtiéndose a mi entender en tu maestr@ de vida» opina  Isabel Puga, una gran profesional, compañera y amiga.

Recordemos que ser «interprete» y «profesor» son dos profesiones bien distintas, dos vocaciones que no van de la mano necesariamente; cada una requiere su propio estudio, confundir ambos roles fusionandolos en uno solo es el factor mas común del nacimiento de  frustraciones, tanto en docentes como en alumnos; debemos agradecer lo que recibimos, pero en su justa medida, sin tolerar ataques de soberbia, malos modos ni faltas de respeto; sin olvidar, y esto es importante, que cuando pagamos tenemos todo el derecho de exigir la calidad del trabajo bien hecho acorde al importe pagado sin miedo ni reparo alguno y siempre desde el respeto.
Y concluyo no sin antes agradecer a todos y cada uno de mis profesores, de todas y cada una de las materias recibidas, porque al final el resultado siempre es positivo, porque el equilibrio radica en hacer un exhaustivo balance, por tanto gracias a los que me apoyaron y a los que no, porque ambos me sirvieron para mejorar y ser consciente plena de la relevante influencia sobre mis alumnas.

«Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer»  de Paulo Freire

Fuentes:
  • La diversidad del alumnado – Educalab
  • 20 frases de Paulo Freire. – Elige educar
  • Gabriel Jaime Arango Velásquez – Director de Docencia de la Universidad EAFIT

2 respuestas a «El complejo arte de la docencia»

  1. Un tema apasionante ya debatido en diversas ocasiones. Efectivamente, no es lo mismo ser una gran bailarina, que ser una MAESTRA. Falta mucha metodología, psicopedagogía, mucha profesionalidad y seriedad. He oído a profesoras que se quejarse de que sus alumnas no se lo toman en serio, que quieren alumnas más profesionales, pero ellas no aplican esa profesionalidad en sus clases. Afortunadamente esto está cambiando gracias a profesoras y maestras como tú, Naima!
    Gracias por plasmar alguno de mis pensamientos en este artículo. Un beso grande

    1. Muchisimas gracias por pasarte por aqui, y dedicar unos minutos a leer y a emitir tu opinión al respecto. Aquí tienes tu espacio para expresar todo lo que desees. Próximo articulo by Puga ?
      Profesionales coherentes, sensatas como tú hacen mucha falta.
      Un abrazo muy grande >3

Responder a naimamar Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *